martes, 31 de mayo de 2016

¿Comunidades de práctica en el ámbito TIC? Una reflexión personal

 


Mi trabajo actual, el desarrollo e implementación de sistemas de información, se ha convertido en una tarea tan compleja y diversa que precisa, aparte de la participación e implicación del área funcional correspondiente, de la colaboración de múltiples perfiles técnicos, lo que debería ir rompiendo la imagen tradicional del informático como un ser aislado que, con sus simples capacidades deductivas y racionales, es capaz por si solo de “organizar el caos”.




¿De todos los grupos de trabajo en los que he participado en el ámbito de la Administración, cuáles podrían ser considerados “Comunidades de Prácticas” o al menos, comunidades que generan conocimiento? Hago un rápido repaso:

  • El personal implicado en un proyecto de desarrollo software no podemos considerarlo en principio más que como un equipo de trabajo. Aunque en nuestro ámbito concreto supone normalmente un ámbito de colaboración e intercambio entre personal de la Administración y de la empresa privada, en un ambiente más o menos abierto/relajado/ágil, evidentemente la participación en el mismo no es “voluntaria”, está claramente sujeto a los objetivos establecidos por la organización y está regido, en último extremo, por el principio de autoridad jerárquica (el que contrata y paga, manda).

  • Experiencias de coordinación y desarrollo compartido entre Consejerías. La crisis aprieta pero al mismo tiempo abre nuestras perspectivas a formas colaborativas de trabajo; el desarrollo compartido entre varias organizaciones, aportando cada una en la medida de sus posibilidades y de acuerdo a sus propios “tiempos”, se acerca a ideal de la comunidad de práctica pero permanece aún excesivamente ligada al interés general de la administración y a la obtención de un resultado, aunque también se genere y se comparta conocimiento. Un ejemplo reciente puede ser la colaboración de las Consejerías de Cultura, Medio Ambiente y Empleo y Conocimiento en torno al proyecto de custodia centralizada de documentos firmados electrónicamente.

  • En la administración, los equipos multidisciplinares organizados (o surgidos) ante la necesidad de desarrollar un nuevo texto legislativo. Desde mi experiencia, considero estas oportunidades las más adecuadas para que expertos de diversos campos, e incluso instituciones, compartan sus conocimientos y experiencias particulares en torno a la construcción de una nueva norma o documento; si el grupo es suficientemente diverso, el proceso es extraordinariamente enriquecedor y colaborativo. Aprendí tanto, durante la elaboración de la que luego sería Ley de Documentos, Archivos y Patrimonio Documental de Andalucía, de archiveros, juristas, especialistas en administración electrónica y disfrutando de una absoluta libertad para compartir mi visión, errónea o acertada, sobre un futuro tecnológicamente amable para la cuidadanía.

  • Comunidades de práctica establecidas como tales, que sin ser parte del trabajo diario, permiten enriquecerlo. Tanto a nivel nacional como internacional se está promocionando la creación de este tipo de comunidades, que parecen ser los instrumentos más efectivos a la hora de conseguir una coordinación real, más allá y sobre las imposiciones legales y normativas. Difícil es no encontrar un "hueco", adecuado a nuestros más recónditos intereses. Un ejemplo lo he encontrado en https://joinup.ec.europa.eu/community/semic/og_page/cop-data-standards, una comunidad de práctica específica sobre estándares de datos creada dentro de la comunidad de interoperabilidad semántica (una de las 66 comunidades principales existentes) del Portal de la Unión Europea para las Soluciones de Interoperabilidad de las Administraciones Públicas Europeas, que se ha abierto a la participación libre de miembros de cualquier país del mundo y que creo que me puede aportar mucho para mi reto de innovación.

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